6.5.08

Sobre la amistad de los amigos profundos (Episodio 4)

Buenas chiquitos y chiquitas que nos visitan. Hoy, otra vez, sacado del libro de Monsieur Sandoz, otro Episodio. Uno de los que más me gustan, otra vez, sin autor distinguible. Sigo esperando que quizas, alguien me diga quien cree que es este amigo imaginario.
A su salud amiguitos... espero comentarios, (por lo menos alguno)
El tipo andaba con la sobrina del amigo

Resulta que el tipo andaba con la sobrina de su amigo. La diferencia de edad no era abismal, pero se podía hablar de un boquete (como para meter adentro de un edificio mediano, del estilo palermitano). Por lo tanto, del padre de la chica, gerente de una importante concesionaria de bochas finlandesas, que ha tenido un año pésimo, que está muerto de miedo por el paso del tiempo, que le duele una muela. O mejor dicho, el arreglo mal hecho de un dentista al que una vez por semana tiene que ir a ver, y está viendo hace cuatro meses, los viernes.

Hay momentos en la vida del hombre en los que nada es fácil. "Entonces, ¡aprieta las cachas como el gladiador, y blande la espada que corta la cabeza del Dragón de la Realidad!".



La verdad, una belleza.

Prosigo: las bochas finlandeas, como todos sabemos, requieren una gran calidad en el lustrado. Este hombre tenías las muñecas destrozadas, porque había sido, durante treinta años, el lustrador top de la fábrica. Se comió todos los vaivenes de la industria bochófila, por más de veincicinco años. Se separó nueve veces, pero se realizó jugando al golf en el Golf Club de Paso del Rey. Conoció a una chica, era una salame; conoció a otra, y era un paquete de cadenas en la cama; conoció a otra, pero bailaba el tango. Y como todos sabemos, las mujeres que bailan el tango andan oliendo otros tipos... Conoció a una mexicana, tampoco anduvo. En el interín tuvo tres hijos -aparte de sus hijos grandes- casi se funde en 1998, 2001 y 2006. Salió airoso, aunque un socio todavía chilla.

O sea que este tipo trata de utilizar el tiempo que le queda libre para pararse en un lugar y jurar que si es de él, nadie se lo va a invadir.

Entonces se compra un terreno en La Reja, pone una pileta de fibra de vidrio, se hizo una parrilla a la altura de él (estamos hablando de un señor flaco y bajito). Lo chorean un domingo, le matan el perro que todavía lo estaba pagando (el resumen de la tarjeta decía: "Veterinaria El Olor" - cuota 9/12).

Renació entre las cenizas, se le prendió fuego el quincho: once muertos; el seguro pagó siete (por eso el socio se queja, se le quemó la suegra, dos amigas de Concordia y un transeúnte que entró a ayudar -y que por comedido no le pagan-).

Este hombre, a pesar de todo, sus vicisitudes, sus anhelos, las trabas, las demoras, las desinteligencias -propias y ajenas- forjó unas horas de plácidad tranquilidad para rascarse alegre y soberanamente el pubis.



Y en el otro rincón:

En el otro rincón, está el novio de la nena, un tipo que se jactó toda la vida de haberle hecho creer a la mujer que el corpiño que había encontrado en el auto era un cubre-volante. Está angustiado porque quiere blanquear, la daga es artera.

"Che, Víctor, te tengo que contar algo". O, mejor dicho, "me saco esto de encima para que te duela rápido".

Son los mismos pelotudos que blanden la verdad constantemente, enarbolan la dignidad, la bonomía, la amistad casi maricona de los amigos profundos...

Son los mismos a los que la honestidad brutal les da la puta paz del que tiene la daga.

Un abrazón.