26.6.08

Lobo suelto, cordero atado (Episodio 5)

Buenos dias amigos y amigas.
Voy a ser breve. A continuación, otro relato de Sandoz. Con ayudas que no son tan extrañas. A aquellos que lo lean les pido que brevemente lo comenten amiguitos. Lo veo muy necesario.
Salud!
Lobo suelto, cordero atado

Desde el comienzo de los tiempos que existen lobos y corderos.
Es casi obvio el porque se habla de lobos y corderos mas que de lobeznos y ovejas.
Pocos son los verdaderos corderos que llegan a ser adultos. Pocos son los lobos que quedan en la ruta, siendo lobeznos.
Son los lobos los que devoran a los pequeños corderos.
No hay peor sentimiento para un lobo que la compasión, o la culpa.
No hay nada peor para un cordero, que un lobo.
Es en ese lugar, donde el alma puede descansar, donde los sueños y las fantasías son realidades, que podemos imaginarnos a los lobos sentimentales y a los corderos comprensivos. Donde podemos esperar encontrar más que simples instintos animales. Es allí donde creamos a los personajes de ficción que nosotros queremos y les añadimos a ellos las características que nos agradan.
¿Por qué un lobo no puede ser comprensivo, no puede sentirse culpable o no puede tener compasión de un indefenso cordero? ¿Por qué el cordero no puede aprovecharse de la compasión del lobo, y salvar su vida? ¿Quién dice que no pueden ser amigos un lobo y un cordero hasta el inevitable desenlace de esa amistad?

Lupus era un lobo culpable, pasional. Sus aullidos no son de hambre como la mayoría de los intelectuales naturales creen. Sus aullidos son de dolor, de sufrimiento, son aullidos de lágrimas que no secan y de angustias desesperantes.
Lupus no andaba en manadas, su soledad y su dolor eran sus más fieles compañías. Como todo lobo suelto vagaba sin rumbo fijo, buscando presas. Cuando tenía hambre comía, cuando sufría aullaba. Esa era su vida.
Lupus sabia que iba a morir, solo que todavía no se había dado cuenta de ello.

La vida de un cordero no parece muy similar a la de un lobo, ésta se limitaba al campo al que pertenecía, a la cerca que lo separaba del otro lado del mundo, inexplorable. Como todo cordero atado desconocía la libertad. Pero su vida estaba resguardada, a salvo de los dientes de los lobos y de otros predadores que esperaban astutamente que la curiosidad sea más grande que la seguridad y que los corderos, deseen ser libres.
La vista no nos engaña cuando observamos un cordero. No hay maldad en ellos. No hay ningún deseo de muerte. No hay más que bellas intenciones corderiles. Los corderos son transparentes en sus sentimientos, son quizás, a mi entender, los animales más verdaderos que existen.

Rulo, el cordero, siempre tuvo curiosidad. Sus ansias de libertad lo llevaron a recorrer muchas y difíciles situaciones.

Rulo lo había visto a Lupus en varias ocasiones, pero nunca tuvieron el honor de conocerse. Lupus lo miraba de reojo, pero Rulo estaba bien cuidado. La pequeña cerca y el pastor guardián de los corderos hacían casi imposible un encuentro más íntimo, donde los dientes del lobo probaran la sangre joven del cordero.

Pero Rulo abusó de su suerte. Y se aburrió de ser un cordero prisionero. Sin mediar en explicaciones (a los corderos no le agrada tener que responder por sus acciones) dijo “Adiós” y se marcho una noche fría de invierno.
Algunos corderitos trataron de seguirle el paso, pero el andar de Rulo era mucho más firme y así, desapareció en la oscuridad.
Y Rulo comenzó a vivir la vida de un lobo, solitario, hambriento, triste. Ya no lo cuidaban, estaba sucio, pero libre. Y a veces la libertad cuesta caro.

Lupus y Rulo se encontraron en un valle, al poco tiempo del escape. Pero para el lobo, ese no era el cordero apetitoso que había visto. El cordero se había vuelto lobo.
Pero, como todos sabemos, los lobos hambrientos no distinguen entre verdaderos o falsos corderos. Por lo que Lupus con andar elegante comenzó su cacería.
Estando ya frente a frente, los ojos del cordero se llenaron de sentimientos. Rulo no era ingenuo. No suplicó por su vida. Simplemente se quedó quieto, esperando que el lobo atacara. Lo único que atinó a hacer es a darle a sus ojos un tierno calor, como si hablaban y dijeran “¿Por qué?”. Lupus estaba asombrado. Ya habíamos dicho que era un lobo sentimental. Y comenzó a sentir culpa, lastima y tristeza.
Los ojos de aquel cordero lograron conmover a ese hambriento lobo. Lupus nunca lo dijo, pero sintió pena, pero haber sido él el causante de esa tristeza en los ojos de Rulo. Su pena era consigo mismo, con su dolor, con su soledad y entonces comprendió que nunca más volvería a amar con locura y que su soledad sería más que nunca su única compañera.
Lupus, dio media vuelva, y mirando a esa gran luna llena que los observaba desde el cielo aulló de tristeza, como nunca lo había hecho. Rulo, aún asustado había comprendido lo que había sucedido. Es que a veces, la angustia del lobo, es la vida del cordero. Antes de irse de allí Lupus miró fijamente a Rulo y le dijo: “Nos volveremos a encontrar, ya vendrán noticias mías”. El corderito con la fuerza de una presa que sabe que hoy no va a morir le respondió “Allí estaré, esperando por tus novedades”.
Esa misma noche, Rulo volvió a corral donde estaba preso, el pastor lo miró y sonrió. Lupus sigue allí, vivo, esperando volver a ver a su amigo.
Es que, para un lobo, no hay peor sentimiento que la compasión.

Preludio

En el principio fue la compasión y el principio es la mitad de todo. A partir de entonces ciertas mentiras dieron vergüenza. Sucedió así: una gloria mucosa cayó del cielo y allí donde cayó se alzaron la carne del lobo y la del gemelo enrulado con hechuras de cosa humana. Sobre esta tierra mansa reino entonces el germen verdadero de la muerte con la dulce sangre en sus fauces. Desde ese momento el nuevo diablo fue seductor solo para la inocencia y vistió la piel de lobo diciendo:

"Corderito, soy el miedo que te muerde cuando la muerte baila sobre tus cuadriles perfumados. Cuando olfatea tú carne tibia de fetiche, de ídolo adorado que no besó la cola del primer Satán, porque nunca dejo de recordar que el sufrido viejo también fue un ángel.
Corderito... no es bueno mantener al lobo hambriento (terminas con el corazón en la boca te lo digo yo, ji-ji). Vos, corderito, multiplicaste la crueldad durante milenios. No tuviste compasión. No hiciste uso del movimiento del alma que nos hace sensibles al mal que padecen los demás.
Querido corderito... a partir de ahora perderás tu inocencia, pero no temas, la perdida de la inocencia traerá belleza a tus ojos. Recién ahora podrás mirar la naturaleza con melancolía. Este lobo hechicero que soy, subirá al cielo consumido por tus palabras. Te dejare las sobras, y aunque es verdad que hay un mundo en ellas, ascenderé con la esperanza de que no te pruebes la piel que yo gaste. Porque... corderito... !Aquí es el mas allá!"

PD: El próximo diluvio te vuelvo a ver.

Siempre tuyo, Lupus El Lobo

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Lupus, viejo amigo...

Ay! Si todo ese amor hubiera sido cierto... todas esas visiones... !Como nos gustaban esas naves! !Como nos gustaban! Auguraste que mi estrella se volvería un lugar inhabitable. Hiciste de todo por desengañarme, pero tu lengua es una vieja amiga mía. Me dijo más. Recuerdo una noche en el Gran Restaurant de la Naturaleza. Una noche de tierra llena en la luna. Aquella cuando mi cuerpo para vos cruzo la línea y murió a carcajada limpia. Una noche más donde mi Padre en los Cielos se merendó a tu Padre en los Cielos y el Cordero fue lobo del lobo.


Querido Lupus, caballero magistral, no es que vos me gustes, no me gusta tu trabajo !Un coloso goloso cometiendo brujerías de bebito! La violencia que añoras regresara en cuanto el nuevo Satán encuentre pareja... y será, quizá, la última pulsión de esta vida. Es fácil reconocer en vos los cromosomas del éxito, pero conmigo se da una rara paradoja: Pienso para mí. Bah! Total el oficio de dios es perdonar. Y me coloco mi virgo de descarne. O sea, si sobrevivo ya no soy ni un cordero. Y así me veo, más de una vez, amargado como el culo de un pepino, envidiando el quilombete que vos esterilizás. No quisiera que sufrieras mi pasión ni por una sola noche.

Hasta pronto, querido amigo ........perdido por perdido

Rulo, El Cordero

PD: Dame pan y dime tonto