Me fui bien lejos de la racionalidad que caracterizaba mi vida.
Vi algunas cosas y escuche otras que me conmovieron pero también hicieron y crearon miedos que antes no estaban.
Le comente a un ángel y a ellos que no lloraba así desde la muerte de mi abuela. Y no soñaba con eso hacia mucho tiempo.
Si tendría que escribir lo que siento no podría porque ni yo se lo que siento. Pero si lo se.
Muchachos, yo se que ustedes no lo van a leer. Ángeles del olvido. Pero esto es para ustedes. Lo escribí junto a ustedes y lo sigo sintiendo junto a ustedes.
Para esta semana, los destellos de ese cuento mejor se convertirán en un cuento al fin. Cuando eso suceda volveremos a vernos, junto al corderito del cuento, donde las paralelas se unen, en el infinito mismo.
Oda a los Mismos!
Y aplastar mi cabeza contra la mesa.
Y solo ellos pudieron detenerme.
No con una mirada tan solo con su entendimiento.
El infinito esta ahí y es todo mio.
¿Qué sería de mi sin su irreverencia, sin su risa o su ocurrencia?
Yo abandone su lucha
Pero como siempre se vuelve al primer amor
me arrodillo frente a ellos y pido perdón.
Es que yo creía en lo no efímero
Pero ¿y si mi corazón erró?
El zumba me mira mal. Tiene razón.
El cielo solo nace para los buenos muchachos.
Y así transcurre la vida de ellos
Y la mía a la par, a veces más cerca
Otras quizás más alejado
Es que los Mismos de Siempre serán siempre los mismos.
FALKA!