27.11.09

La muerte del Cordero (¿Lobo estas?)

Algunas semanas atrás me encontré con un hombre que me traía un paquete. Me encontró por Palermo, lugar que no habito demasiado.
Me miro, me dijo: “Esto es para usted…”
El sobre decía: “La muerte del cordero…”
Adentro encontré lo que era el final de nuestra historia, una que nunca contamos pero que esta allí para el que le interese.
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La muerte del cordero, por su relator, no por ellos dos. Les recomiendo leer La muerte del cordero (fragmento) más abajo en este mismo blog a los que no conozcan de lo que estoy hablando.

Para Ustedes… y para la Rivadavia de mi Corazón…


La muerte del cordero (¿Capitulo final?)

Era de madrugada cuando la presa estaba servida. El lobo mientras le hablaba intentado calmarlo. Nuestro héroe extraño quería que su amor durmiera en paz. Todos creían en la cena de aquel corderito sin vida. Todos pensaron que allí mismo terminaba la historia. El lobo aullando, su presa muerta bajo sus dientes. La sangre inundaba el claro de luna. Los colmillos colmados de carne joven de corderito magullado.

Yacía allí el cordero, presa de un lobo feroz que siempre resistió los embates de su propia inconciencia. El corderito parecía tan calmado

El lobo miró al cielo, grave error, y cantó:

“Yo no quise ser quien soy,
Pero mi alma no me deja alternativa
Mientras mi corazón late quiero ser
Y ya nunca más encontraré amor

No hay refugio donde llorar
Sin que yo me mire, sin darme cuenta
Que al final de los tiempos, es solo esto lo que vale

Cuando vuelva a mi hogar, vida mía
Agradecido por los tiempos mejores
Pensar en tus ojos de cordero
Y mi aullido callará al viejo

No existe el olvido temprano
Y los dioses se contentan con verme enfadado
Al final de los tiempos, tan solo la muerte vale

¿Y si no hay más que esto?
Tengo miedo, abrázame
Los lobos mueren solos y olvidados
Los corderos son eternos y amorosos.

No hay más allá de este tiempo
Un amor tan grande y tan hermoso
Y para encontrarte en la oscuridad, seré ciego…
Y seré muerte, a ti cordero…”

El señor actúa de manera misteriosa siempre y es aquí donde la historia se vuelve complicada lector.
Levantose el cordero de el que había sido su lecho de muerte. Levantose con ímpetu. Con esa nota vivida que tienen los muertos resucitados. Miró a su asesino. El lobo, incrédulo sabia de su suerte.
Con un violento y rápido movimiento se abalanzó sobre el lobo, sus muelas se convirtieron en agresivos colmillos, su tranquila mandíbula comenzó a morder.
El lobo no esperaba ese desenlace, no vio venir a su muerte.
Con lagrimas en los ojos el cordero desangró al lobo. Poco a poco fue hundiendo sus colmillos en la yugular. Poco a poco vio como la lucidez del asesino fue posándose sobre su regazo.
El lobo pido la palabra, nuestro héroe quería dar su despedida:
“Tanto esperé volverte a ver, y tanto lo sufro hoy. Tu inexperiencia como asesino es notoria, pues aún no has encontrado el lugar donde morder, y a pesar de que tu trabajo esta todavía a mitad de ser cumplido, sabemos del desenlace. Los lobos no resucitamos, nuestra alma se aleja de los claros cuando morimos, y por eso amamos tanto y por eso sufrimos nuestras muertes. No correré tu suerte corderito hermoso. No volveré a vivir bajo esta luna. Si los reyes nos vieran ¿Qué dirían? Y si la muerte ha de llegar, quién mejor que vos para darme la mano hacia el paraíso lobezno. Hace mucho frío y ya no puedo moverme, solo siento el gusto de la sangre en mi boca. Es extraño, nunca supe como era el sabor de mi propia sangre. No es igual a la de todos esos corderos que maté. No es la misma, ¿será porque tiene tus lagrimas en ella? No espero que me contestes solo que sigas adelante. Ya falta poco. No tengo miedo. Es mi vida la que se apaga. Nunca he sentido tanto, y pensar que mi muerte esta llegando. Todas las puertas dan al infierno…”

Yacía sin vida, el lobo. Sus ojos claros, su mugriento pelo, sus colmillos gastados y su sangre a borbotones. El cordero, silencioso, y ya sin heridas, miró al cielo, y cantó:

“Soy aquel cordero, que mató a su asesino
Yo soy ese del que todos hablaran
Pero créanme mi historia no ha de ser falseada
Solo nosotros entendimos lo que paso

Ay mi lobo y mi amor, ¿cuando seremos dos?
Si perdoné mi muerte bien vale la pena tu dolor
Ay mi lobo, ya no estas, siempre estarás
La magia de tus corazones sabrá encontrar

La soledad ya no es vos, y los ángeles miran
Vive mi lobo, vive a tu lado
No creas en todo lo que dicen por ahí
Cuando resucites, te estaré esperando

Ay lobito duerme ya, ¿será posible el cielo?
Mañana será posible el azar, y tus nieves blancas
Olvídate de mi, agranda tu espíritu
Que otro claro de luna te espera

No creas en todo lo que dicen por ahí
Cuando resucites, estaré muerto”

El cordero miró a su amor, a su asesino, a su presa. A su viejo amigo. Los lobos no resucitan, al menos por ahora, estará allí donde van los lobos cuando mueren. Pero eso es otra historia, aquí el final, de una historia que nunca se contó. Tomemos un minuto de silencio mental, cerremos los ojos e imaginemos juntos a nuestros lobos y corderos. Salud lobo, salud cordero. Brindo por volverlos a ver juntos, en el cielo, en el infierno o en mi cabeza.

Y salud por los que llegaron aquí sin cerrar la pantalla… salud!
Niño

3 comentarios:

Nito dijo...

"Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas" Pablo Neruda

Anónimo dijo...

" ...morí sin morir y me abracé al dolor... y lo deje todo, por esta soledad..."



pero sabes que? " yo sé que me siento mucho más fuerte sin tu amor"...

aunque duela niño, sabelo...


tk.

Anónimo dijo...

y creo que amerita transcribirla en su totalidad:


No razonar
desaparecer
cuando tenías que estar
te echaste a correr
lo que hiciste en mí
no tiene perdón
y yo sé que me siento mucho más fuerte
sin tu amor.
Mucho tiempo atrás
me hiciste sentir
que nuestro amor era más
y de esa forma vivir
no sé más quién soy
de qué te reís
y ahora sé que me siento mucho más fuerte
sin tu amor.
No sé más que hacer
no sé qué decir
cuando tenías que estar
te echaste a reír
lo que hiciste en mí
no tiene perdón
y ahora sé que me siento mucho más fuerte
sin tu amor
y yo sé que me siento mucho más fuerte
sin tu amor
oh sin tu amor.


by
Charly García.